El 11 de octubre anterior conmemoramos el Día Internacional de la Niña y próximamente, el 25 de noviembre, conmemoraremos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Sin duda alguna, son dos fechas de sensibilización y de reconocimiento de los derechos de las niñas y las adolescentes de vivir y desarrollarse libres de violencias, así como de los desafíos que enfrentamos como sociedad para la garantía de éstos como una realidad en sus vidas.
Nos compete visibilizar las deudas que tenemos en el abordaje de las violencias contra las mujeres de todas las edades y en particular, contra las niñas y las adolescentes. La Fundación PANIAMOR se ha comprometido, desde hace más de 30 años con un trabajo en paralelo, desde esta intersección, entre las violencias contra niñas, niños y personas adolescentes (VCNN) y la violencia contra las mujeres (VCM). En todos nuestros programas, promovemos normas de género que no toleren la violencia contra los niños y las niñas, ni la violencia contra las mujeres.
Prevenir la VCM es esencial para prevenir la VCNNA a largo plazo y viceversa. Algunas personas investigadoras han instado a aumentar los esfuerzos en esta intersección para abordar los factores de riesgo comunes que pueden contribuir a prevenir ambas formas de violencia. Estos dos tipos de violencia comparten, lamentablemente, consecuencias similares para la salud mental, física, sexual y reproductiva de las personas, con efectos acumulativos ante la exposición a múltiples formas de violencia. Estas formas de violencia las legitiman normas y mitos sociales comunes, como por ejemplo la masculinidad hegemónica basada en el ejercicio del control y la violencia, la priorización de la reputación familiar y la culpabilización de las víctimas, el apoyo a la desigualdad de los géneros y la tolerancia a la disciplina violenta y el castigo físico [1].
El contexto de la pandemia por COVID-19 ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres, las niñas y las adolescentes en sus hogares. En particular, las medidas sanitarias aislaron a las niñas y las adolescentes de los servicios de apoyo que brindaba la escuela, interlocutores importantes para la denuncia de situaciones de negligencia y abusos de todo tipo por razón de su edad y género. Además, se vieron aisladas de un acompañamiento por parte de personas adultas y de sus pares, desvinculadas de la escuela como espacio clave de socialización y de desarrollo en diferentes ámbitos de sus vidas. Por su parte, se ha evidenciado ampliamente la brecha social existente en términos de acceso a la educación a través de medios virtuales para las personas menores de edad en condición de vulnerabilidad socioeconómica.
Su salud mental se vio también afectada, en palabras de una adolescente del Proyecto AMELIA “Mucha ansiedad y mucho tiempo a solas”. Además, enfrentaron el miedo a la pérdida de seres amados como abuelos y abuelas, tíos y tías en el contexto de la pandemia. Y en suma, vieron a sus cuidadores perder sus empleos y el empobrecimiento mayor de sus familias. El duelo, la ansiedad y los miedos vividos con escasos apoyos institucionales que priorizaran su atención.
Las niñas y las adolescentes, también se vieron enfrentadas a asumir los roles de cuidado y labores del hogar, con una carga mayor en las adolescente madres en condiciones de vulnerabilidad social. Una chica nos señala durante las capacitaciones virtuales “Me disculpo con ustedes por que no he respondido y la verdad es que he pasado ocupada con el bebé, mil disculpas”.
Las niñas y las adolescentes relatan como se ven expuestas a violencias por razón de su género en la calle “A mí me pasó la semana pasada, yo andaba en buzo, con tenis y sueta, porque iba a recoger a la bebé a la guardería y diferentes hombres me chiflaron y hasta me dijeron cosas al puro oído”. De igual manera, han estado expuestas a las distintas formas de violencia en línea durante las muchas horas que pasan ante las pantallas. Además, algunas han estado viviendo en relaciones impropias, cuyas consecuencias nefastas en diferentes ámbitos de sus vidas son toleradas en sus familias y en la sociedad. “Y yo acabo de cumplir 16 la semana pasada, me embaracé de 14 años, el papá de mi bebé me lleva 10 años, es una relación impropia”.
Desde el Programa Seguras y Fuertes de la Fundación PANIAMOR hemos apoyado el empoderamiento de las niñas y las adolescentes como una acción que tiene impacto en la prevención de las violencias y en la garantía de los derechos humanos. Además, promovemos y realizamos otras acciones que pongan fin a estas violencias, entre las que mencionamos el fortalecimiento de capacidades de las personas adultas, con aptidudes y actitudes positivas para establecer diálogos intergeneracionales, empáticos y respetuosos que faciliten la deconstrucción de las normas de género hegemónicas. Igualmente, promovemos como una acción poderosa, la articulación de todos los recursos, estrategias y herramientas que nos brinda la institucionalidad, la empresa privada y las organizaciones no gubernamentales para fortalecer una red da apoyo de protección de los derechos de las personas menores de edad. Ponemos especial énfasis en la escucha de las voces de las niñas y las adolescentes que nos inspiran a seguir trabajando “El hablar de cualquier situación triste que se esté o haya pasado, ayuda a sanar las heridas”, “Soy mía y no dejo de aprender a quererme”.
El rostro y la voz de estas adolescentes deben movilizarnos como sociedad. Paulo Freire plantea que debemos utilizar todas las posibilidades que tengamos para participar en prácticas coherentes con nuestras propias utopías y no sólo hablar de ellas, por eso en la Fundación PANAIMOR seguimos apostando por acciones transformadoras para alcanzar el sueño de una Costa Rica en la que las niñas, niños y adolescentes construyen vidas plenas de luz y de valor, libres de toda violencia y toda discriminación.
Kattia Rojas Loría
Directora Programa Seguras y Fuertes
Fundación PANIAMOR.
[1] Fuente: Guedes AC, Bott S, García-Moreno C, Colombini M. Bridging the gaps: a global review of intersections of violence against women and violence against children. Glob Health Action 2016, 9: 31516 http://dx.doi.org/10.3402/gha.v9.31516
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